Dios […] dirigió su atención a las naciones para sacar de entre ellas un pueblo para su nombre (Hech. 15:14).
En el año 49, el cuerpo gobernante celebró una reunión trascendental en Jerusalén. Allí, el discípulo Santiago dijo: “Está escrito: ‘Después de estas cosas volveré y reedificaré la cabaña de David que está caída […], para que los que queden de los hombres busquen solícitamente a Jehová, junto con gente de todas las naciones, personas que son llamadas por mi nombre, dice Jehová’” (Hech. 15:13-18). La profecía de Amós que citó Santiago menciona “la cabaña de David”: su dinastía real. Esta cayó cuando Sedequías dejó de ser rey (Amós 9:11). Pero la “cabaña” sería reconstruida por Jesús, un descendiente de David que gobernaría para siempre (Ezeq. 21:27; Hech. 2:29-36). En aquella histórica reunión, Santiago dijo que la obra de recoger a los herederos del Reino, judíos y no judíos, marcaba el cumplimiento de esa profecía. Hoy, los ungidos que aún están en la Tierra y millones de “otras ovejas” de Jesús predican unidos las verdades bíblicas como siervos de Jehová (Juan 10:16). w13 15/2 2:1, 2
1 comentario
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5 septiembre 2014 a 07:40
Luisa Riveron
Es maravilloso,el amor de Jehova,para nosotros;su creacion.Nos ha dado la oportunidad de ser parte de su pueblo!.Con el resto de los ungidos podemos llevar,estas buemas nuevas eternas,tenemos el gozo de ser parye de la gran muchedumbre,u otras ovejas.Todos podemos vivir,aqui en la tierra,convertida en un paraiso! 🙂 como quizo nuestro dios,desde el principio cuando,creo los cielos y la tierra!.Estoy muy feliz de ser parte de el pueblo de Jah.Dios.