Con mi voz clamaré a Jehová mismo, y él me responderá desde su santa montaña (Sal. 3:4).

Con la seguridad que le infunde su confianza plena en Jehová, David escribe las palabras del texto de hoy. El arca del pacto —la cual simboliza la presencia de Dios— se encuentra en el monte Sión, tal y como dispuso el propio David (2 Sam. 15:23-25). Por este motivo, es muy apropiado que él señale que Jehová contestará sus oraciones desde su santa montaña. David sabe que sus oraciones no serán en vano, y por eso no tiene miedo, tal como indica en su cántico: “En cuanto a mí, yo ciertamente me acostaré para dormir; de seguro despertaré, porque Jehová mismo sigue sosteniéndome” (Sal. 3:5). No teme acostarse ni siquiera de noche, cuando más riesgo hay de que lo ataquen por sorpresa. Está seguro de que verá la luz de un nuevo día, pues ha experimentado tantas veces el apoyo constante de su Padre celestial que confía plenamente en él. Nosotros podemos tener esa misma certeza siempre y cuando sigamos “los caminos de Jehová” y nunca nos apartemos de su lado (2 Sam. 22:21, 22). w11 15/5 5:6, 7